Quienes convivimos con Pablo González Casanova, a quien nos referíamos coloquialmente como don Pablo, aunque había superado los cien años, nos sentimos hondamente apesadumbrados por su fallecimiento. Nos alegraba que hubiera mantenido su lucidez, originalidad y profundidad de pensamiento ligado a congruentes acciones hasta su último aliento. Ha sido un ser humano de potente conocimiento crítico. Como un homenaje a su impresionante trayectoria publiqué un escrito que puede descargarse libremente en la sección de libros libres de la página de Rebelión (https://rebelion.org/download/pablo-gonzalez-casanova-una-personalidad-excepcionaljorge-alonso/). Este 20 de abril también se difundió en la página principal del Centro Tricontinental (CETRI) (https://www.cetri.be/). Hay una traducción al inglés y puede consultarse en la página de la Cátedra Jorge Alonso (http://www.catedraalonso-ciesas.udg.mx/content/pablo-gonz%C3%A1lez-casanova-exceptional-personality).
Destaqué su ser y quehacer como universitario, creador de instituciones académicas, investigador, forjador de conceptos, y su desempeño como zapatista. En su trayectoria revisé su compromiso universitario y su búsqueda incansable de nuevos paradigmas. Defendió el papel de la universidad en la sociedad, la autonomía universitaria y la no sumisión a los poderes en turno.
Estudió un enorme abanico de temáticas relevantes. Conformó dinámicos equipos de investigación. Señaló que la democracia se medía por la participación del pueblo en el ingreso, la cultura y el poder, y que todo lo demás quedaba en el ámbito de la retórica.
Investigó Estados, partidos y movimientos. Llamó a indagar lo electoral con alternativas y a profundizar en lo que llamó la democracia de los de abajo. Propuso la necesidad de liberarse del pensamiento colonial. Escribió sobre las contradicciones y la complejidad. Denunció los estragos de la globalización neoliberal. No se limitó a una disciplina, sino que practicó y promovió la transdiciplinariedad para poder comprender la complejidad de la sociedad y su amplia interrelación con la naturaleza a la que defendió con ahínco.
Una de sus grandes contribuciones se encuentra en sus planteamientos sobre el colonialismo interno. Hizo ver cómo las comunidades indígenas revelaban el problema de este tipo de colonialismo. Amplió el alcance de ese concepto y lo relacionó con las diferencias regionales en la explotación de los trabajadores y con las transferencias de excedente de varias regiones hacia los dominantes.
Cuando en el primer instante de 1994 apareció el zapatismo puso su inteligencia y vida en apoyar este novedoso movimiento. Llamó la atención de que el zapatismo se había convertido en uno de los centros mundiales de reflexión más poderosos donde un punto clave era el respeto a la comunidad indígena. Durante su trayectoria don Pablo recibió relevantes reconocimientos nacionales e internacionales. Sin embargo, el reconocimiento que más apreció fue el que le hicieron los zapatistas en 2018 cuando lo incorporaron como el primer no indígena para formar parte del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y le pusieron el nombre de comandante Contreras. En su sepelio contingentes del Congreso Nacional Indígena lo honraron como el comandante zapatista. Señalaron que nunca se había rendido; que si había fallecido, se mantenía vivo su legado.
Mantuvo una vitalidad intelectual envidiable, siempre renovada y en continua búsqueda con aportes retadores. Con su vida ejemplificó que la coherencia era lo principal en la política. Don Pablo enfatizó que la lucha no era solo por la justicia, la democracia y la libertad, sino por la defensa de la vida misma.
*Jorge Alonso, investigador nacional emérito, académico del CIESAS.
Fuente: La Jornada Morelos